Tatuajes: cómo hacerlos (y borrarlos) con las máximas garantías

por Jesús Martínez
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Cada vez hay más personas que optan por decorar su piel con uno o más tatuajes. Hace años que esta opción dejó de ser un asunto sólo de los más jóvenes o de entornos más o menos marginales y a día de hoy cientos de miles de españoles llevan al menos un tatuaje en su cuerpo.

Tatuarse no es sólo una cuestión de estética, también es una inversión económica y personal que hay que meditar: un corte de pelo poco favorecedor sólo nos incomodará unos meses, pero una mala decisión grabada con tinta en nuestro cuerpo es mucho más difícil de subsanar.

Una inversión ‘para siempre’

Una de las investigaciones más extensas Un tatuaje básico, simple, de pequeño tamaño y sólo en negro tendrá un precio aproximado de 50-60 euros y podemos tenerlo listo en una sesión de 20-30 minutos.

Según vayamos complicando el dibujo, añadiendo colores y aumentando el tamaño, mayor será el coste. También puede subir el precio si hemos solicitado un diseño exclusivo. Un tatuaje a color, que cubra el brazo, por ejemplo, puede costar al menos 200-300 euros, pero un trabajo complejo en la misma zona también puede alcanzar los 800-900 euros. En resumen: un cuerpo más o menos cubierto de tinta tiene detrás una inversión de varios miles de euros y muchas horas tumbado en un estudio.

Si estás decidido a ponerte en manos de un artista del tatuaje, te convendrá informarte del precio total de tu elección y de qué fórmulas de pago puedes aplicar. Hay quienes prefieren un pago al finalizar cada sesión (si son varias) o un abono al completo cuando el trabajo está acabado.

Si no tienes muy claro cuál forma es la mejor que mejor se va a adaptar a ti, lo mejor es que uses herramientas como la aplicación de Fintonic que te muestra las entradas y salidas de dinero de tus cuentas en una sola pantalla, viendo al instante del dinero que dispones para el tatuaje y cuál sería la mejor forma de pago según tu forma de gastar.

¿Y si encontramos un estudio que nos ofrece tatuarnos por precios mucho más baratos que los que acabamos de detallar? Todo profesional del tatuaje es libre para fijar y decidir cuánto cobrar por los servicios que ofrecen. Los profesionales aconsejan desconfiar: si tenemos en cuenta lo que cuesta el equipo, los materiales, la esterilización, etc., unos precios ‘rebajados’ pueden significar una despreocupación por la seguridad y la higiene que no nos podemos permitir.

Hay que ser muy cuidadosos a la hora de elegir dónde y con quién tatuarnos; por ello y para evitar sustos innecesarios, a continuación te presentamos siete reglas básicas confeccionadas por la Academia Española de Dermatología y Venereología :

  1. Tómate tu tiempo a la hora de decidir qué diseño quieres hacerte y dónde lo colocarás. ¿Seguirás queriendo que esté allí en 20 años? ¿Y en la próxima entrevista de trabajo? Los expertos coinciden en dar un consejo general: no hay que optar por nombres de tu pareja, grupos musicales y frases en el idioma que sean si no estamos seguros del significado y de la ortografía.
  2. Elige un estudio que cuente con los permisos de la consejería de Sanidad de la comunidad y que esté debidamente homologado. Deberían tener los permisos a la vista; si no es así, pídelos. Al margen de la decoración, un estudio de tatuajes debe recordarnos a una consulta médica por su nivel de esterilización y su pulcritud.
  3. Opta por un profesional en cuyas capacidades artísticas confíes. Si quieres ponerte en manos de un aprendiz, hazlo por tu cuenta y riesgo.
  4. Exige que usen en tu tatuaje tintas homologadas en España, o al menos en Europa, ya que la normativa es compartida en cuanto a medidas sanitarias.
  5. Coméntale al tatuador que te deje tomar una instantánea del frasco de las tintas que va a usar en tu tatuaje, de forma que tengas un registro de la marca del fabricante, el lote, el número de registro sanitario… Toda esa información te será útil si sufres una reacción; pasa en muy pocos casos, pero ayudará al médico a hacer un diagnóstico ante una infección e, incluso, a facilitarle el trabajo al responsable de borrarlo, llegado el caso.
  6. Debe saber que el color rojo es el que ocasiona más casos de intolerancia.
  7. El color más ‘seguro’ por la bajísima incidencia de reacciones adversas es el pigmento negro.

Quiero borrarlo

Aunque el número de quienes se tatúan sigue en alza, también sube el total de personas que optan por eliminarlos de sus cuerpos. Paradójicamente es un proceso más caro y doloroso que el de tatuarse, más dilatado en el tiempo y con riesgo de dejar cicatrices, de manera que es una decisión que también ha de meditarse.

La mejor opción a la hora de deshacerse de un grabado en nuestra piel está en acudir a una consulta médica. Sólo un profesional (preferentemente un dermatólogo) está capacitado para eliminar un tatuaje con todas las garantías sanitarias; no es un procedimiento que se pueda llevar a cabo en un centro de estética al uso.

Para eliminar un tatuaje se necesitan entre 2 y 12 sesiones entre las que hay que dejar que pasen al menos 4 o 6 semanas. Se utiliza un tipo de láser denominado Q-Switched del que hay varios subtipos: rubí, alejandrita, Nd:YAG/KTP… Una sesión puede costar entre 200-400 euros por quitar un tatuaje pequeño y monocromo; un trabajo mucho mayor y en colores puede costarnos decenas de sesiones, desde 6.000 a 10.000 euros.

Los tatuajes de color negro y rojo son los más fáciles de borrar, mientras que los tonos amarillos, el azul claro y el blanco son los que más cuesta eliminar. También importan otros factores: el tono de piel, el tipo de tinta, la antigüedad, la profundidad, si nos lo hizo un profesional o un amateur o incluso si se fuma o no, ya que los fumadores tardan más en asimilar las sesiones, por lo que necesitan más exposición.

La financiación para un borrado de tatuaje es por tanto más compleja que para su elaboración. Por eso una herramienta como Fintonicpuede ser muy útil para planificar y presupuestar las sesiones que necesitaremos y cómo las abonaremos, a plazos o con un solo pago completo al finalizar el proceso, dependiendo siempre de nuestras posibilidades.

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