¿Por qué los datos precisos son clave en el credit scoring? La revolución del Open Banking y Open Administration

Hoy en día, pedir un préstamo o una tarjeta ya no es cosa de papeleo interminable. Pero que el proceso sea digital no significa que sea infalible. Detrás de cada “sí” o “no” hay un sistema de evaluación del riesgo (el famoso credit scoring) que decide si eres solvente… o no. Y en ese proceso, la calidad de los datos marca la diferencia.

Con la llegada del Open Banking y el avance del Open Administration, las entidades financieras están mejorando (y mucho) la forma en la que analizan nuestros perfiles. ¿El objetivo? Tomar decisiones más justas, más rápidas y con menos margen de error.

¿Qué es el credit scoring y por qué es tan importante tener buenos datos?

El credit scoring funciona como una especie de nota que se le pone a cada persona cuando solicita financiación. Esa nota se calcula a partir de distintos datos: si has pedido créditos antes, si los has devuelto a tiempo, cuánto cobras, cómo gastas…

Hasta hace poco, esa información venía sobre todo de:

– Burós de crédito.
– Extractos bancarios.
– Datos que tú mismo aportabas al pedir el préstamo.

¿El problema? Que muchas veces esos datos están desactualizados, incompletos o directamente mal. Y claro, con mala información es fácil que un buen pagador se quede fuera del sistema, o que un perfil con riesgo acabe recibiendo un crédito que no podrá devolver.

Contar con datos precisos y en tiempo real es clave para afinar ese scoring y tomar decisiones más inteligentes. Y eso no solo ayuda a los bancos: también es una buena noticia para quienes buscan financiación.

Open Banking: acceso a tu información bancaria… con tu permiso

Con el Open Banking, tú decides si compartes tus datos financieros con una entidad, pero cuando lo haces, esa entidad puede acceder a información muy valiosa: tus ingresos reales, tus gastos habituales, tus patrones de consumo… Y todo de forma segura y actualizada.

Gracias a la normativa PSD2, esto ya es una realidad en Europa. Y los beneficios son claros:

– Se puede evaluar tu capacidad de pago con más precisión.
– Si no tienes historial crediticio tradicional, pero sí ingresos regulares, se te puede tener en cuenta.
– Las decisiones son más transparentes.
– Se reduce el número de impagos.

Y si a esto le sumamos el uso de inteligencia artificial y modelos de machine learning, el análisis se vuelve mucho más fino. Ya no se trata solo de ver si cobras lo suficiente, sino de entender cómo manejas tu dinero día a día.

Open Administration: abrir la puerta a los datos públicos… con cabeza

Pero la revolución no termina ahí. El Open Administration lleva este concepto al terreno de lo público. Con tu consentimiento, las entidades pueden consultar tus datos fiscales, situación laboral o incluso si estás dado de alta en la Seguridad Social, sin necesidad de que tú tengas que enviar nada.

– Esto tiene ventajas evidentes:
– Se verifica la información directamente con fuentes oficiales.
– Se evita el fraude documental.
– El proceso es más ágil (se acaban los “necesitamos tu última nómina”).
– No dependes solo de lo que declares: los datos hablan por ti.

Este enfoque es especialmente útil en países (como España o en mercados latinoamericanos) donde parte de la economía funciona de manera informal. Aquí, contar con fuentes oficiales puede ser la clave para que más personas accedan a productos financieros sin pasar por procesos eternamente burocráticos.

En resumen: ¿por qué importa todo esto?

Porque cuando se trata de dinero —el tuyo, el mío, el de todos— no hay nada más valioso que tomar decisiones con información buena, completa y actual. El Open Banking y el Open Administration no son solo tendencias, son herramientas que permiten que el sistema financiero sea más justo, más inclusivo y más eficiente.

Y si eso significa que más personas pueden acceder a una financiación responsable, sin sustos ni exclusiones injustas… pues mejor para todos, ¿no?

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Kevin Nunez

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