Entretenimiento en casa

Hubo un tiempo en el que el mejor plan para la tarde del domingo era ir al videoclub y alquilar una peli, con suerte una de las que venía con «recomendación del dueño». Hoy, el entretenimiento en casa se ha transformado de una manera que nadie se podía imaginar hace una década. Aquella tele cuadrada y el mando con botones duros han sido reemplazados por auténticos portales hacia otras realidades. Sí, ahora el salón es nuestra nave espacial.

Entretenimiento en casa: El salón como el nuevo universo

Con el paso del tiempo, nuestra manera de disfrutar del ocio ha cambiado tanto que hemos pasado de tener una televisión para «ver la caja tonta» a tener en nuestras casas dispositivos que parecen casi inteligentes de verdad. Los televisores actuales no se limitan a mostrarnos imágenes, sino que las transforman en experiencias sensoriales. Los OLED y QLED convierten los colores en obras de arte, y no importa si es la final de un campeonato de fútbol o una peli tranquila, todo lo que vemos nos envuelve.

Y luego está el tema de las consolas. La clásica guerra entre Sony y Microsoft ha evolucionado a algo que ya no se trata de «qué gráficos son mejores«. Ahora, las consolas ofrecen experiencias tan envolventes que cuando coges el mando y empiezas a jugar, pierdes la noción del tiempo. Con la PlayStation 5 sientes cada paso, cada impacto en el juego, y con la Xbox Series X tienes un universo completo de posibilidades gracias a servicios que parecen más bien bibliotecas de otra dimensión. Es curioso pensar cómo algo tan simple como sentarse en el salón puede convertirse en una experiencia más intensa que una montaña rusa.

No podemos olvidarnos del sonido, claro. Porque ver una película es una cosa, pero sentirla es otra historia. Antes, el sonido del televisor era casi anecdótico, pero ahora las barras de sonido, como las de Sonos o Samsung, hacen que el salón tiemble. Un rugido en «Jurassic Park» ya no es solo un rugido, es un dinosaurio que parece estar respirándote en la nuca. Y todo esto sin hablar de los altavoces inteligentes, que además de ser tus DJs personales, también son los «mayordomos» digitales que se encargan de que todo fluya.

Pero, si hablamos de cómo ha cambiado el entretenimiento, lo más bonito no está solo en la tecnología, sino en el hecho de que la experiencia se ha vuelto colectiva, aunque cada uno esté en su propio sofá. El streaming ha convertido el «quedar para ver una serie» en algo universal, porque no hace falta estar en la misma habitación para sentir lo mismo. El salón es ahora una especie de portal, una ventana al mundo exterior que, paradójicamente, nos hace disfrutar más de lo que tenemos dentro.

Así que el cambio más grande que hemos visto no está solo en la calidad de las pantallas o en la potencia de las consolas. Está en cómo esos momentos, que antes eran individuales y limitados, ahora son compartidos y casi infinitos. El salón, una vez el lugar donde solo descansábamos después del trabajo, es ahora un espacio de exploración, donde una tarde cualquiera puede convertirse en una aventura épica, o simplemente en un momento para emocionarse con una historia que te toque el corazón.

Porque, al final, no se trata de la resolución o de cuántos altavoces tengas; se trata de sentir que, desde el rincón más cómodo de tu casa, puedes estar, por un momento, en cualquier lugar del universo.