Introducción a las finanzas para menores de 18

por Jesús Martínez
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Aprender a ahorrar no es sencillo, ni siquiera para quienes llevan años gestionando una economía familiar. Cada vez hay más ‘trucos’ y herramientas que te ayudan a gestionar el dinero de todos tus bancos y tarjetas desde un mismo lugar, como Fintonic, pero el ahorro sigue siendo un pequeño desafío para todos.

Hoy no vamos a hablar –apenas– de los adultos, ‘los mayores’: los destinatarios de estas líneas son los niños y adolescentes.

A menos que tengas en casa a un pequeño Amancio Ortega o una pizpireta copia de las Koplowitz, lo natural es que a partir de determinadas edades tus hijos empiecen a pedirte dinero. Tú eres su fuente principal de financiación, y quizá esa situación se mantenga durante décadas.

¿Para qué necesita dinero un niño? Para ‘sus cosas’, algo que no tiene por qué ser un sinónimo de ‘caprichos’. De hecho, también pueden usar su paga para asuntos muy provechosos.

Aprender desde cero

En el colegio no suelen enseñar las ventajas de administrar bien el dinero; es una lección que aprendes de tus padres, abuelos, hermanos,… Impera el método de ‘ensayo–error’, pero con unos sencillos consejos podemos convertir a los pequeños de la casa en ahorradores natos.

¿Por qué éste es un gran momento para enseñar a ahorrar a los niños? Porque en Navidad proliferan los regalos, aguinaldos, propinas,… Es una época ideal para entender qué significa el dinero, cuando lo tienes y cuando no.

Cada vez que un niño recibe dinero, debería tener claras tres ideas:

–      Puede gastarlo ya si quiere, pero tendrá que preguntarse si realmente hay algo que necesita en ese momento.

–      Puede ahorrarlo para un videojuego, un jersey o una bicicleta. O un iPad. Depende del objetivo que tenga a largo plazo; ése que tú le habrás ayudado a fijar.

–      Puede compartir ese dinero. Un regalo para su hermana, invitar al cine a un amigo, una pequeña donación a una ONG… El intercambio enriquece.

Presupuestos ‘junior’

Tener un presupuesto es una experiencia liberadora para los adultos y también puede serlo para los pequeños. Supone que existe una meta, con unas ‘reglas del juego’, que nos empuja a avanzar.

Si desde que son niños se acostumbran a gestionar sus finanzas ‘por objetivos’, pensando en el medio y largo plazo, les resultará sencillo mantener unas buenas costumbres económicas cuando sean adultos.

Si has decidido asignar una paga a tu pequeño, tienes que ser constante. Será inflexible con los plazos y la cantidad acordada, que probablemente querrá revisar al alza según vaya creciendo. Si tiene claro cuándo y cuánto va a recibir cada semana/mes, le resultará mucho más sencillo organizarse.

Tu hijo recibe una paga, sí, pero ¿por qué no mostrarle otras formas de conseguir dinero? Podemos remunerar ciertas tareas de la casa, o animarle a que se preste a ayudar a vecinos, compañeros,… Así aprenderá lo que cuesta ganar cada euro que reciba.

De huchas y bancos

¿Dónde guarda un niño sus ingresos? Sabemos que lo primero que te ha venido a la cabeza ha sido una hucha con forma de cerdito… Una pequeña caja de caudales, con la forma que sea, ayudará a mantener el dinero seguro, a salvo de tentaciones.

Huchas aparte, abrir una cuenta de ahorro es una buena opción. Muchos deciden hacerlo cuando sus hijos son recién nacidos, pero cualquier momento es bueno. Estas cuentas no suelen tener comisiones –acaso la de mantenimiento–, ni tarjetas asociadas.

Tampoco suelen permitir que los jóvenes retiren el dinero hasta los 14 años. En ese momento es cuando se puede plantear que aparezca el ‘dinero de plástico’: lo habitual es habilitar un tarjeta de prepago o a débito. En Bankimia puedes consultar y comparar información sobre las ‘cuentas junior’ de varias entidades.

Nunca olvides que tú eres el asesor financiero de tus hijos. Ayúdales a tener claro qué quieren hacer o comprar con el dinero que van a ahorrar y sé su apoyo cuando tengan la tentación de gastarlo antes de tiempo.

Recordad que cada céntimo, cada euro, es importante. Por eso es útil que el niño esté pendiente de lo que gasta y lo que ahorra, tal y como puedes haces tú a través de Fintonic, desde donde, además, podrás monitorizar la cuenta de ahorro de tus hijos llevando un seguimiento exhaustivo de su patrón de gasto; ¡¿y quién sabe!? Quizá algún día lleguéis a compartir esta herramienta y vuestras estrategias de ahorro 😉

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