La titulización es el proceso por el cual una entidad convierte activos que generan ingresos, como préstamos hipotecarios o facturas pendientes de cobro, en valores financieros que pueden ser vendidos a inversores. Este proceso permite a las empresas obtener liquidez inmediata sin tener que esperar a que los activos subyacentes generen ingresos en el tiempo.
El proceso de titulización consiste en agrupar activos similares y emitir valores respaldados por ellos. Los inversores compran estos valores, lo que proporciona capital a la entidad emisora, y a cambio, reciben los ingresos generados por los activos subyacentes. Por ejemplo, en la titulización de hipotecas, los pagos mensuales de los prestatarios se transfieren a los inversores que compraron los títulos respaldados por esas hipotecas.
La titulización se utiliza en varios sectores, incluyendo el mercado hipotecario, automovilístico, y de tarjetas de crédito. Aunque es una herramienta útil para obtener financiación, la titulización conlleva riesgos, como ocurrió durante la crisis financiera de 2008, cuando una mala gestión de los activos titulizados provocó pérdidas masivas.